Se diferencian en sus alegrías.
Las escaleras de subir ayudan a mirar hacia arriba.
Las escaleras de bajar te llevan a mirar al suelo aunque no quieras por tu propio gallardía.
Los diseñadores de escaleras tienen que saber muy bien si son escaleras para subir o para bajar.
Y colorearlas de forma diferente.
Aunque nadie lo note pues a veces las utilizamos al revés.
Subimos cuando en realidad estamos bajando.
Y bajando cuando en realidad simplemente nos estamos cambiando de lugar.