Lentamente me acerco al espejo
miro de frente y no me encuentro,
no soy yo, no estoy yo,
si acaso mi padre algo joven todavía.
Hago gestos,
muevo la boca,
giro hasta ponerme de perfil,
no, no soy quien me imaginaba que era.
Y me retiro hacia la puerta sabiendo
que ya no me reflejo,
que me he vuelto invisible
y ya no existo ni para mi.