Bailaban sobre los reflejos de las maderas, sobre las líneas rotas onduladas que les marcaban el ritmo. Se movían hacia adelante o hacia atrás, buscando los reflejos dorados y las líneas que se movían según ellas mismas cambiaban las aguas.
Jugaban a romper líneas, a rebelarse contra la tranquilidad del agua. No querían seguir siendo unos simples animalitos obedientes y callados.
Querían dejarse notar y lograr cambiar su entorno. Nosotros simplemente observábamos con envidia, al no ser capaces de lograr sus sueños.
Jugaban a romper líneas, a rebelarse contra la tranquilidad del agua. No querían seguir siendo unos simples animalitos obedientes y callados.
Querían dejarse notar y lograr cambiar su entorno. Nosotros simplemente observábamos con envidia, al no ser capaces de lograr sus sueños.