Isabel posó sus labios sobre el cadáver de Diego, ya muerto por la negación de un beso, y murió sobre él atrapada por el amor no permitido desde su familia.
Es una leyenda, pero es sobre todo amor, es poesía, es entrega y vida entre la muerte.
Lo de menos es la autenticidad de la historia, lo que llega y queda es el mensaje de amor, el compartir incluso la muerte.