Son como animales de compañía pero en plan callejero hasta que un chino los pilla para servirlos laqueados. O igual no, y es otra leyenda urbana más. ¡Hay tantas!
Sus naranjas, amarillos o azules los convierten en machos bonitos, algo que para sí quisiéramos los humanos, feísimos todos aunque ahora algunos se depilen.
Podríamos ser como los patos. Llenos de colores. pero sin distinguir por colores entre los de un sexo y los de otro. No merece el color ser empleado para eso.
Sus naranjas, amarillos o azules los convierten en machos bonitos, algo que para sí quisiéramos los humanos, feísimos todos aunque ahora algunos se depilen.
Podríamos ser como los patos. Llenos de colores. pero sin distinguir por colores entre los de un sexo y los de otro. No merece el color ser empleado para eso.
Podríamos ser como los patos y fiarnos del gigante que se quiere acercar a vernos beber. No, no somos capaces.