La gallardía de moverse con tremendo cartel, le elegancia en el paso aunque el pantalón le pillara un poco corto, la mirada al frente y el mensaje un poco embarullado aunque su figura con gorrilla de aparcacoches le delate, indican cuando menos un hombre con las ideas claras. ¿Claras?
Bueno: nadie tiene hoy las ideas claras, incluso quien las tenían ha ido viendo como se las hacían perder.