Hoy quiero enviar este patio de Córdoba, llano de calas, de agua sonora, de peces en busca de comida, de macetas con geranios, de setos que esconden bancos para descansar, de sombras reservadas a mi amigo Chema.
Ayer te fuiste muy a tu pesar, nos dejaste sin querer, pero las órdenes de los cielos son muy duras y no somos capaces de negarnos a ellas. Al menos descansa en un lugar apetecible. Te gustaba la nieve, perderte por caminos imposibles hacia travesía. Pero mira, Chema, la nieve es muy fría, cambia a la tranquilidad del verde. Aquí estarás más recogido y nos será más fácil verte. Un abrazo. Cuidaremos de los tuyos, aunque sé que no lo necesitan.