Me embriagan los clavos sobre madera vieja.
La lucha por sobrevivir de aquella maderas usadas que van perdiendo color y ganando colores, mientras se agarran al uso.
Busco puertas, ventanas o tabiques, herramientas o vigas viejas, pero siempre que hayan tenido uso después de taladas.
Me embriaga la idiotez de la doble vida, incluso de la resurrección.