Por las noches hay que pasear en silencio para no despertar a los fantasmas. Los colores vienen solos, pero debemos ir despacito para no molestar a todo el barullo que se monta entre vampiros y murciélagos. Las golondrinas están avezadas pero enseñando solo su pico afilado desde la boca de su nido. No empiezan a volar hasta que el sol choca contra las primeras fachadas. Sabes que la noche es tiempo de murciélagos negros y levantiscos. Algunos de ellos incluso van bebidos de gin-tonic.