Me gusta el desorden, el aparente caos que no lo es, pero que se puede ver así a poco que elijamos el encuadre de la vida que deseamos seleccionar, para ver solo lo que queremos.
Estas ventanas están en la muralla de Ávila. Su hermosura radica en su desorden, en su particular manera de distribuir los espacios, las manchas de ventanas. Como si un lienzo blanco fuera, que lo es, pero no de tela sino de piedras.