Las puertas te permiten entrar. Y salir. O simplemente mirarlas y creer que detrás hay alguien mirándote a tí también. Una puerta es un freno, pero también es una oportunidad, el inicio de una historia, un lugar para tocar y esperar. El lugar tras el cual hay otro mundo y desconocido. No es un viaje a dentro, puede ser un viaje desde fuera.