Sólo es fuego. Fueron los pensamientos aleatorios que vinieron en una tarde de verano. El vomitivo acto de dibujar digitalmente según el cuerpo te lo va pidiendo. No es necesario más para vaciarse, para la creación desde la descreación. Transmites al papel o a la pantalla aquello que crees que te sobra, lo que intentas ver má de cerca. Luego si tienes osadía lo dejas para que otros lo puedan ver. Pero más que nada porque necesitas expandirlo, lanzarlo a andar para que se aleje.