Sobre el canto de una flor de gladiolo intentaba huir cuando me vió con un aparato negro sobre los ojos. Creo que se asustó un poco, pues iba directa a la flor en busca de su alimento. No la molesté, dí la vuelta a la flor buscando no cortarle el camino y enseguida dejé que siguiera con su alimentación. Entre animales nos respetamos siempre.