Todos los cían no están en el cielo. Tampoco están en el agua esos cían menos verdosos y puros, esos que siendo limpios son potentes y llenan el espacio de color. El color cían puede ser muy fuerte, pero también muy tenue, débil, acercándose a los verdes con tranquilidad pero sin dejar de ser un azul limpio. Un cían era para mi el primer color. Si te equivocaban con él, ya tenías que ir forzado en el resto de colores y o todo quedaba deslavazado o excesivamente potente. Cuidado con el cían, me decía siempre yo mismo al empezar. Y a veces no me sabía hacer caso.