No vamos a preguntarnos nada nuevo, ella está allí por ser su hábitat y nosotros aquí, contemplando, por ser superiores. Aunque no sepamos volar. Pero pensamos. Bueno…, no siempre. Tenemos el dedo gordo, que siempre nos han dicho que es el importante. Claro, eso es, una gaviota no tiene dedos y por eso nunca podrá tocar el piano. Ni escribir tonterías como esta. Creo que…, no sé, creo que a ella se la suda esto del piano.