Paramos el autobús al llegar a esta esquina y ver a pocos metros esta pintura en una pared vieja de un taller de reparación de coches.
Es el Bronx de New York, y las dos personas que estaban en la puerta se quedaron boquiabiertos.
Ellos están cansados de ver autobuses de turistas por la parte alta del barrio, que pasan sin parar o que paran unos segundos en los lugares más emblemáticos. Sobre todo los domingos.
Pero 24 personas bajándose en tropel para fotografiar una pared no es tan normal, y ponernos a hablar personalmente con ellos menos todavía.
No quitaron una furgoneta que impedía fotografiar parte de la pintura, pero aun así otra parte se quedó mal fotografiada por otro coche en una acera estrecha.
Y seguimos buscando arte en un barrio diferente al lugar donde teníamos el hotel. Buena gente.