Este es un dibujo “muy” infantil de un niño, Diego, que fue ayudado por sus padres para rellenar de color un esbozo ya iniciado por sus progenitores. Cayó en mis manos por casualidad, del cielo, en la Cabalgata de Reyes de este año 2018, cuando el niño desde una ventana tiró la carta al aire para que la recogieran los Reyes Magos.
Los niños son los auténticos artistas puros, los creadores desde dentro, y cuantas menos indicaciones les demos, mucho mejor, y cuanto menos les coartemos en sus creaciones con el crecimiento lógico por edad y formación, mucho mejor para ellos pero sobre todo para el ARTE.
De los niños se dicen que nacen artistas y nos preocupamos en romperles sus posibilidades y capacidades hasta lograr que se conviertan en academicistas absurdos. Y que algunos de ellos, pocos, son capaces de volver a sus ancestros creadores y desaprender lo que les hemos intentado enseñar.
Aprender está muy bien, siempre, pero como un añadido más. Lo imprescindible es dejarles que mantengan sus conocimientos interiores, que crezcan sabiendo que dibujar como Miró le costó a este gran artista 80 años de aprendizaje, pero poder volver a pintar como lo hacía el empezar, de niño.
Si miramos la obra de Picasso veremos igual que en Miró, a un gran dibujante que supo desaprender a dibujar como le enseñaron, para dibujar como él quería, para crear ideas y formas en relieve dentro de soportes de dos dimensiones.