A veces el caos animal te lo encuentras tras cualquier puerta vieja. Esto sucede por meterme donde no me llaman.
Tras inspeccionar bien las huellas del destrozo, no he sabido identificar al violento artista de las líneas rotas.
Estoy entre unos ratones que no querían papel de libro y sí de cartón de archivador, o bien unos gatos con ganas de arañar para afilarse las armas. Llamaré al CSI.