Todos confinados, incluidas las palomas. Volveremos a nuestros balcones y ventanas a ver el horizonte, a observar que el sol vuelve a salir pero no para todxs, a observar que el futuro existe pero se vuelve gris y apagado, sin la luz de antes.
Todos los días parecen nublados, tan grises que incluso a las palomas les confunde la situación.
No hay responsables, no hay culpables, solo hay incapacidades repartidas a doquier, y tristezas en muchas personas heridas en los pulmones, en las ideas o en sus tristezas. Mientras tanto vamos poco a poco dejando de creer en todo, preparándonos para reconstruirnos.