Siempre hay que tener mucho cuidado al acercarte al enemigo, con pincharte antes de llegar a él.
A veces se disfraza de colores brillantes, de buenas caras, de belleza, pero quien es enemigo peligroso siempre tendrá pinchos afilados con los que defender sus espacios para no dejarnos acercarnos a él.
A veces, ni con mucho cuidado lograremos acercarnos, y entonces lo mejor es dejarlo con sus problemas y soledades, aunque sea atractivo.