Mientras estaba tumbado en el sofá de mis amigos, al volver la cabeza hacia un lateral observé que los hilos se retorcían.
No estaba seguro de lo que yo veía, creí que era un sueño y me propuse cazarlo al vuelo. Y no era imaginación pues engañó también a la cámara.
A veces lo que vemos es producto de un engaño, pero si las máquinas lo detectan es totalmente real, aunque sea irreal.
Ya nunca más me he vuelto a tumbar en el sofá no se me vayan a enroscar sobre el cuello estos hilos de la nada.