Uno ha sido fotógrafo de laboratorio antes que fraile, político o cocinero. Cosas de antaño. Recuerdo que compraba de aprendiz, paquetes de cianuro de kilo y de dos en dos paquetes, y esto no es broma. Ahora lo recuerdo y me río, pero lo llevaba en el tranvía de entonces por el centro de mi ciudad y solo me pedían en la tienda almacén para comprarlo una tarjeta de mi jefe con su firma, y que antes hubiera llamado para decir que iba el aprendiz. Esta fórmula que dejo arriba (apuntes de entonces, hace 50 años) es o era para hacer en casa o en el laboratorio, revelador para papel en blanco y negro, revelador que ofrecía unos resultados muy ligeramente cálidos para fotografías de retratos o de paisajes. Y para papel normal, ni duro, ni suave o blando.
Se mezclaba en agua (ligeramente caliente pero sin pasarse de los 30 grados, solo para que se disolvieran bien los químicos) en un litro de agua de grifo (o su equivalente) 1,5 gramos de Metol, 25 gramos de Sulfito sódico anhidro, 6,5 gramos de Hidroquinona, 16 gramos de Carbonato Sódico anhidro y 0,8 gramos de Bromuro Potásico. En ese orden y tras disolver el primer producto se añadía el siguiente.
Estos productos eran entonces fáciles de comprar. Para casa los compraba en paquetes de cuarto o medio kilo, y tenía para toda la vida o casi.
Si que disponía en casa de un peso o balanza manual con el que preparaba los productos, y era muy exacta con unas pesitas metálicas pequeñitas que iban desde los 0,2 gramos. Como si fuera de joyero pero viejo. Había perdido las pesas de 0,1 gramo.
De esa mezcla, tomaba una cantidad y la misma de agua del grifo y mezclaba todo para hacer el revelador final.
Normalmente a 21 grados de temperatura del revelador, la imagen se revelaba en 90 segundos. Agitando la cubeta no con muchos bríos, eso sí. Pero teníamos nuestros trucos para lograr algo más o menos de contraste, o para sacar detalle en las altas luces.
El papel era Valca, Agfa, y creo que también Ilford. El papel de Kodak era muy caro para mis posibilidades.
Eran papeles de contraste fijo, aunque a veces y con el dedo o con vaho de la respiración lograbas aumentar un poco la temperatura del revelador en algunas zonas de la imagen, y eso aceleraba en esas zonas el revelado, subiendo localmente los tonos.