Todos creemos que esto no va con nosotros. Que nunca nosotros tendremos que llevan encima de nuestra cabeza una tapadura como esta. Nos equivocamos. Hay muchas maneras de quitarnos la libertad, de meternos miedo, de cubrirnos la cabeza de pensar.
Todos creemos que esto es cosa de otras culturas, de otros países. Pero no sabemos que realmente no hace tanto todavía se ejecutaba en España, que incluso en Zaragoza, en donde ahora hay media docena de grandes terrazas de bares, se cortaba el cuello a los condenados frente a la Puerta Cinegia.
¿De verdad somos tan cortos de pensar que mientras miremos hacia otro lado, estamos de alguna manera consintiendo que eso exista y se pueda contagiar?