Este pequeño trabajo mío que vemos arriba, encontrado por casualidad y que muestra un ejercicio realizado mientras buscaba formas para una portada, es ya muy viejo.
Lo encontré mientras buscaba cosas para tirar, para hacer espacio, y creo que se merece salvarlo de la papelera, tal vez simplemente por su edad.
Cuando te encuentras algo sin esperarlo, sobre todo cuando es una pequeña obra creada vete a saber bien para qué o por qué, uno se alegra.
Yo me alegro.
Me veo reflejado en ella y siempre que me sucede algo similar, me pregunto por el motivo de mi olvido. Sé que es mía pues en realidad lleva la firma aunque ahora no sea capaz de mantenerla.
Algo vi en ella para no recordarla con el tiempo, algo demuestra que no era eso lo que buscaba, pues además por ese hilo no he seguido.
Tampoco sé para qué la quería, qué deseaba hacer con ella. Ni qué fue lo que la sustituyó. ¿Por cuál otra la cambiaría en mi decisión final?
Por todas estas dudas la mantengo en mi cajón digital otra vez, hasta la próxima ocasión en que me la encuentre, y yo me vuelva a realizar las mismas preguntas.