Aquí dentro, e incluso fuera, hubo vida. Había personas que adoraban estos espacios. Eran sus cuevas vitales. Pero ellas se fueron, no sabemos todos los motivos, y las cuevas se quedaron vacías de vida.
La vida es el cúmulo de sensaciones, de palabras o cariños, de vitalidades y pensamientos, de lloros y alegrías. Y todas ellas estuvieron dentro en su tiempo.
Hoy quedan los despojos, los cadáveres, las marcas, los recuerdos. Con eso solo, ya no es suficiente. Todo está muerto.