Cuando los burros nos ponemos a escribir, hay que tener cuidado. Siendo burros, podemos rebuznar y creernos que estamos hablando.
Para escribir hay que estar seguros que lo que queda en la página blanca es más interesante y verdadero que el propio color blanco del papel.
Que se nos queden mirando, que incluso nos lean, eso no quiere decir que seamos verdaderos escritores, pues ya incluso Goya, nos dejó escribir alguna vez y casi siempre para joderla con las violencias surrealistas.
Si quieres escribir, pues bien, está bien, pero antes intenta que no quieras tener la razón, pues eso son ya palabras mayores. Con tener UNA razón ya es suficiente.
Los que escribimos lo hacemos sabiendo de antemano que solo se equivocan los que utilizan la boca o la escritura.
Los silenciosos nunca se equivocan.
Bueno sí, el silencio es en muchas ocasiones una gran equivocación.