Pensemos en colores. Elijamos el color que más nos gusta, y a su vez el color que menos nos agrada. Los colores están para ser elegidos, para disfrutar, para pintar la vida con los que elijamos.
Un color puede cambiarnos la vida, pues sobre todo lo podemos poner en donde más nos apetezca.
Puede ser una pared, una silla, los labios, unos zapatos, un vestido, un pantalón o una piedra al cuello. Un color puede ser un plato, una pulsera o unos calcetines.
Pensemos en colores, para olvidarnos del gris tan abundante.