24.4.25

Bola de luz circular


Copiar al Sol es imposible, así que a veces inventamos bombillas para creernos capaces de dominar la luz, o bolas que alumbran para significarnos como creadores de la vida que nos ilumina.

Cumplen su función, alumbran rincones y nos convencen de que también nosotros somos capaces de crear vida, luz, calor, sensación de comodidad.

En realidad es que nos conformamos con muy poco, que no queremos decirnos que copiar al sol es imposible, y que admitirlo es ponernos en una debilidad extrema.

Nos hemos conformado con inventar la luz en forma de círculos blancos.

Círculos naturales anteriores a nosotros


El círculo cumplió un papel fundamental y multifacético en las culturas primitivas, con significados profundos arraigados en su observación del mundo natural y sus necesidades sociales y espirituales.

Los humanos primitivos veían que el círculo era algo muy habitual en la Naturaleza. Que se repetía, crecía, volvía a nacer tras periodos de muerte.

El círculo como centro de vida y el círculo como algo que protegía a los círculos interiores.

Adoptar el círculo como algo profundo tuvo que ser muy sencillo, pues la Naturaleza crece en círculo.

Naturaleza circular en lo más simple


Las formas naturales más simples crecen en círculo que se va extendiendo sobre sí mismo, Crecen por ampliación desde su circunferencia.

El círculo tiende a simbolizar la totalidad, la unidad y la eternidad.

Su naturaleza cerrada, sin principio ni fin aparente, lo ha convertido en un símbolo recurrente en diversas culturas para representar ciclos como el de la vida, las estaciones del año o los movimientos celestes.

La perfección por su simetría, la facilidad de su crecimiento extendiéndose lentamente pero logrando mucho más espacio al ampliar levemente sus fronteras, lo convierten en una figura simple pero muy útil.

La comunidad social, empezó a utilizar las reuniones circulares que fomentan la igualdad. Los famosos “Círculos” que incluso algunos partidos políticos volvieron a popularizar no hace mucho y que en un principio de la humanidad eran reuniones ancestrales de las comunidades pequeñas de individuos, reuniones que no en todas ellas podían entrar todos los integrantes de la comunidad.

En el arte y la arquitectura, el círculo se utiliza para crear armonía, equilibrio y evocar una sensación de plenitud, de espacio ocupado.

Joan Miró pintó el cielo de círculos


La esfera, al ser la extensión tridimensional del círculo, se asocia culturalmente con los cuerpos celestes, con el sol, la luna, los planetas, representando el cosmos y la idea de totalidad universal.

Históricamente, en muchas cosmovisiones, la esfera se ha considerado la forma perfecta, contenedora del universo conocido. También puede simbolizar la unidad y la integridad en un sentido más físico y tangible.

En esencia, estas formas geométricas han trascendido su definición matemática para adquirir significados culturales profundos y variados.

Su presencia constante en la naturaleza y su simplicidad inherente han hecho que las sociedades humanas las utilicen para representar conceptos fundamentales sobre el mundo que nos rodea y nuestra propia existencia, independientemente de creencias religiosas específicas.

Sabemos y admitimos que la Naturaleza es esférica, y nos queremos acercar a ella, imitándola, llenando nuestras creencias de figuras esféricas que nos acerquen a ese mundo del que desconocemos casi todo.

No deseamos sentirnos aparte, fuera del mundo que no entendemos, somos parte de él, y lo queremos repetir constantemente. Nos acercamos al círculo para demostrarnos que somos parte de ese mundo de formas perfectas y sencillas.

Tomates verdes crudos


Aunque las civilizaciones antiguas no tenían el concepto de una Tierra redonda, su experiencia cotidiana de un horizonte circular, la observación de los ciclos celestes (sol y luna circulares) y la presencia de patrones circulares en la naturaleza probablemente contribuyeron significativamente a la importancia cultural ancestral del círculo y de la esfera como elemento natural de la vida.

El círculo se convirtió en un símbolo poderoso de totalidad, ciclo, orden cósmico y, en muchos casos, de lo divino, basándose en las experiencias perceptivas directas de su entorno natural y simple.

Existe una posible conexión entre la experiencia vivida en aquellos años primitivos por el ser humano y el desarrollo de conceptos culturales fundamentales.

¡Es fascinante cómo la forma del mundo, incluso sin ser comprendida en su totalidad, puede influir en nuestra forma de pensar y simbolizar!

El primitivo ser humano veía a las frutas que crecían redondeadas, circulares en muchos casos. Que incluso si abrían una fruta seguía siendo circular o esférica en su interior.

No sabían que las formas de los pedacitos que conforman nuestro cuerpo humano también son redondeados, que muchos virus o bacterias, o que nuestras propias células, eran esféricas o muy similares en casi todos los casos.

Incluso muchos de nuestros parásitos son alargados por su sucesión de aros circulares que van aumentando su tamaño alargado. Estamos rodeados de círculos y lo sabemos, por lo que no estaría de mas reconocer que somos la suma de millones de círculos microscópicos.

Círculos difuminados y cerrados


El círculo, por su naturaleza cerrada y continua, es una forma intuitiva para representar la totalidad, la unidad y el ciclo sin fin.

Incluso sin la comprensión de una Tierra esférica, las culturas ancestrales buscaban formas de simbolizar conceptos abstractos como el universo, la eternidad o la comunidad, y el círculo ofrecía una representación visual poderosa.

No somos capaces de intuir qué es un círculo enorme, lo tenemos que reducir para comprenderlo. Para creer que existe. Somos tan pequeños, que las esferas o círculos grandes nos las imaginamos planas.







Y cuando las reducimos, al no ver los límites, nos los imaginamos.







¿Y si esos límites finales fueran difusos, o si no existieran?

¿Por qué todas las esferas tienen que acabar en un borde cerrado que envuelve?

Los círculos son cosa de Dios?


Varias sociedades a lo largo de la historia han otorgado un profundo sentido y poder al círculo, elevándolo casi a la categoría de representación divina.

Los árboles crecen en círculos concéntricos, lo que vemos al talarlos son círculos que se expanden desde el centro. Como si quisieran copiar al Sol, a la Luna.

Si todo lo Natural está creado con círculos naturales… ¿por qué el ser humano no tiene figuras circulares en su composición.

Los ojos, sí, los agujeros de nuestro cuerpo, sí también.

Puede que nuestro cerebro se parezca bastante.

Y nuestra forma de ser, de pensar.

Igual es que somos círculos, pero no lo notamos bien.

¿No es nuestra cabeza desnuda, algo muy similar a una esfera?

Círculos naturales de color potente


Incluso habitando la Tierra "plana" que percibían las civilizaciones antiguas, ellos observaban muchos fenómenos naturales con formas circulares o concéntricas.

Las ondas en el agua al arrojar una piedra, los anillos de crecimiento de los árboles, algunas flores, los nidos de las aves, etc.

Estos patrones recurrentes podrían haber reforzado la idea del círculo como una forma fundamental y natural.

Unas figuras a las que había que prestar atención para después ofrecerles adoración, para creer que transcendían a las formas que el ser humano podía acceder y construir con la misma normalidad con que lo hace la naturaleza.

Seguimos siendo curiosos con las formas naturales en círculo y que se repiten constantemente en miles y miles de formas de la naturaleza.

Círculo solar desdibujado


El sol y la luna se presentan como discos circulares en el cielo y siguen trayectorias que, aunque no se entendieran en la antigüedad completamente, se observaban como arcos y ciclos.

Estos movimientos circulares y repetitivos eran fundamentales para la comprensión del tiempo, las estaciones y, por lo tanto, para la organización social y las creencias religiosas.

La regularidad cíclica, inherentemente ligada a la idea del círculo, pudo haber sido vista como una manifestación del orden cósmico y divino.

Algo movía aquellas luces, no lo entendían pero incluso en la actualidad seguimos observando la Luna, las puestas de Sol como algo que trasciende mucho más que una realidad repetitiva.

Seguimos observando los movimientos de la Luna sin entenderlos si no disponemos de suficiente información. ¿Por qué es una veces más grande que otras?

¿Por qué a veces la vemos entera y otras veces solo una parte?

¿Por qué el Sol sale por un lugar y se nos escapa por otro totalmente contrario?

¿Es verdad que en algunas zonas de nuestro Planeta hay temporadas sin poder ver el Sol?














Nos convencemos con respuestas científicas que nos hemos ido dando nosotros mismos. Y con ellas vamos cambiando nuestras creencias.

El Centro de la Tierra sigue siendo circular?


Incluso en una Tierra que se percibía como plana, el horizonte siempre aparece como una línea circular que rodea al observador.

Esta experiencia constante de un límite visual circular podría haber contribuido a la idea del círculo como un símbolo de totalidad, límite y el mundo conocido.

Sabemos que tras el horizonte sigue habiendo algo, no lo vemos, pero admitimos que existe.

Pero no siempre ha sido así. 

¿Qué existe detrás del final? 

Si ponemos algo entre el final y nosotros, tenemos la sensación de que ya no existe el final, pues tenemos más cerca una referencia que disimula visualmente ese final que creemos circular

¿Nosotros somos circulares, dentro de una esfera circular que nos atrae hacia el centro de la Tierra por efecto de algo a lo que llamamos gravedad, mientras observamos otra esfera que es el Sol?

¿El Centro de la Tierra sigue siendo circular? 

¿Somos más grandes que el Sol? 

¿Y nosotros qué somos? 

¿No somos excesivamente pequeños? 

23.4.25

Ritmo en la alegría de vivir de Robert Delaunay


Robert Delaunay y Sonia Delaunay
fueron en el siglo XX los pioneros del Orfismo, un movimiento artístico derivado del Cubismo que se caracterizó por el uso de colores brillantes y formas circulares para crear composiciones dinámicas y rítmicas.

Sus obras a menudo exploraban la simultaneidad del color y la luz a través de la unión de discos de color.

La obra que veremos a continuación la titularon “Ritmo en la alegría de vivir” significando que los círculos son esos movimientos alegres de los seres humanos.

Bailar en círculo, y hacer giros, es una constante en muchas formas de folclore mundial, buscando precisamente esa armonía que produce el espacio circular, los giros o los saltos, que buscan llenar los espacios sobre los que nos movemos.

Vasili Vasílievich Kandinsky y sus círculos


A lo largo de la historia del arte, muchos artistas, tanto en la pintura como en la escultura, han utilizado el círculo y las figuras geométricas circulares de manera significativa para expresar sus ideas y emociones.

Vasili Vasílievich Kandinsky está considerado uno de los pioneros del arte abstracto.

Kandinsky exploró profundamente la relación entre el color, la forma y la música.

En muchas de sus obras, los círculos, junto con otras formas geométricas, juegan un papel crucial para transmitir emociones, ritmos y conceptos espirituales.

Sus composiciones abstractas a menudo presentan una danza de círculos de diferentes tamaños y colores.

Gustav Klimt explicándose con círculos


Gustav Klimt
con sus significados ocultos en gran parte de sus obras, no se centró exclusivamente en formas circulares, dentro de su "Época Dorada”.

Pero Klimt incorporó abundantemente elementos circulares y espirales con un fuerte valor decorativo y simbólico.

En obras como el muy famoso "El Beso" nos presenta halos y motivos circulares que realzan la sensación de eternidad y totalidad.

Círculos dentro de círculos que contienen más círculos.

Era como intentar buscar la Eternidad a través de la repetición metida dentro de otra repetición.








Curiosamente, si queremos acotar los círculos, los tenemos que enmarcar dentro de otra figura geométrica, el rectángulo; pero entonces este, simplemente corta los círculos, que no dejan de seguir creciendo, pero ya fuera de su marco cuadrado.

El jardín de las delicias cerrado, y un círculo


El Bosco (Hieronymus Bosch) en sus complejas y simbólicas pinturas, como en "El jardín de las delicias", utiliza numerosas composiciones circulares y elementos redondos para representar el cosmos, el cielo y el infierno, a menudo con un significado alegórico y moralizante.

Arriba vemos la parte más desconocida de esta obra, y a continuación en la siguiente entrada veremos la parte conocida de esa enorme obra por su calidad.

Arriba la trasera, o la obra una vez que el tríptico conocidos lo cerramos.

Dentro ha quedado la obra que todos conocemos y que veremos una parte en las siguientes páginas.

El Jardín de las Delicias y sus círculos


Si observamos con calma el panel central de
“El Jardín de las Delicias” observamos que son numerosos los círculos que existen en su interior. 

Los que claramente son círculos, y los que son agrupaciones de figuras en círculo. 

Incluso algunos huecos, algunas construcciones surrealistas están hechas en forma de círculo, esferas que contienen escenas. 

El título de esta tabla, la obra centra del tríptico, es el de “Placeres de la Vida” y como vemos juega el Bosco con unas recreaciones en forma de círculos. 

Como si fuera necesario moverse entre o dentro de figuras circulares, o formando grupos de personas en círculos para obtener el placer. 

Esta obra la inició El Bosco entre 1485 y 1510. Hay algunas dudas al respecto. 

Pero en todos los casos hablamos de una forma de entender los placeres. retratados entre finales del siglo XV y principios del siglo XVI.

La escultura circular expresiva


En la Escultura también un buen número de artistas han trabajado el círculo como elemento de expresión, de comunicación de ideas.

Alexander Calder, Barbara Hepworth, Henry Moore, Richard Serra o Naum Gabo serían los ejemplos más conocidos. 

Pero han sido muchos más los que han utilizado las figuras circulares como modelos de lenguaje artístico.

La elección de esta forma geométrica, a menudo está unida a la búsqueda de la perfección, la totalidad, la armonía, el movimiento o la representación de conceptos cósmicos y espirituales.

Quisimos atrapar al Dios Sol


También la Artesanía más sencilla, incluso la decorativa, ha jugado con el círculo para construir desde jarras a botijos, desde cerámicas a platos o bandejas.

El círculo nos rodea en la mesa, en las paredes, en los suelos.


Al presunto Dios Sol lo queríamos tener atrapado en nuestros hogares para que nos protegiera.

22.4.25

Círculos quemados y humanos


Incluso las huellas que como humanos vamos dejando por nuestros pasos entre la materia, son muchas veces sencillos círculos, y a veces sin darnos cuenta de que precisamente los provocamos nosotros.

Cuando quemamos el bosque dejamos huellas en forma de círculos sobre la madera quemada.

Cuando clavamos un elemento metálico sobre una madera o una pared, ese al que llamamos “clavo”, resulta que es un círculos en la parte sobre la que golpeamos.

Y si arrancamos el clavo de la madera o la pared, lo que queda es un espacio vacío, es un hueco también circular.

Nudos circulares que aprietan lo justo


Son circulares los nudos, la suma de nudos que no somos capaces de desenredar. 

Estamos dentro de los nudos, aunque no lo notemos.

Cualquier elemento más o menos plano que deseemos anudar se nos convierte poco a poco en un objeto circular.

Más circular cuantos más nudos le vayamos agregando.

Lo curioso de vivir dentro de una maraña de nudos, es que no los detectamos, se nos vuelven transparentes.

Flotamos con círculos que nos levantan


Los primeros intentos por volar fue llenando elementos blandos de aire para flotar hacia el cielo. 

Siempre hemos deseado salir de la tierra, pero siempre para poder volver a ella enseguida.

Esos elementos al llenarse de aire se convertían en elementos esféricos que flotaban.

Ideamos el Globo para flotar, para elevarnos y para jugar como los niños.

Curiosamente no existen Globos que no sean con formas geométricas ajenas a las esferas y círculos.

Los más modernos crean figuras de animales, pero a nadie se le ha ocurrido hacer globos cúbicos, en forma de rombo o de trapecios.

Todos los globos “de verdad” son figuras sencillas circulares, que se forman suavemente redondeados por efecto del aire.

El aire, se agolpa en las paredes del plástico del globo hasta formar círculos o figuras redondeadas para elevarse.

Nos gusta vivir rodeados de círculos


Al ser humano le gusta vivir rodeado de círculos, dentro de cuevas con entradas circulares, con sombras circulares que le vengan desde arriba y le añadan sombra de ese Sol también circular.

Nos sentimos bien cuando estamos cobijados debajo de los círculos de las cuevas ancestrales.

Una figura circular es suave, es blanda, es como un vientre materno lleno de líquidos que ofrecen la paz, casi el silencio, y el sentirse seguros.

Cuevas circulares para dar seguridad


Y cuando queremos estar seguros, nos metemos dentro de una cueva inventada por nosotros mismos.

En la cama, entre las sábanas y las colchas, creamos una cueva sencilla que arropa.

Nos hacemos “Bola” para sentirnos seguros y descansar mejor.

Nos encogemos en posición fetal, que es la manera más cercana a convertirnos en un círculo, un óvulo, un huevo, un espermatozoide sin la cola.

Cuando nos encogemos intentamos no tener luz.

Queremos ser arropados por la oscuridad y el silencio.

Entramos por un hueco, nos quedamos dentro hechos como un ovillo, y nos sentimos seguros,

El círculo nos ofrece seguridad.

Círculos azules naturalmente naturales


Pero es verdad que al levantarnos de la cama, de esa seguridad que nos provocamos, enseguida salimos a buscar más riesgos, color, fuerza, atractivas formas que nos hagan creer que seguimos siendo capaces de conquistar el mundo.

Y en eso siempre la naturaleza nos ayuda con sus explosiones de color. 

Nos ayuda, pero no gana siempre.

Podemos salir de la cueva, de nuestros círculos creados por seguridad, para encontrarnos enseguida con formas naturales atrevidas que nos empequeñecen.

No somos nada, comparados con la complejidad de la naturaleza azul.

21.4.25

Círculos en el Arte Prehistórico


No es un olvido ni una casualidad traer de nuevo a esta ventana el llamado Arte Prehistórico, cuando ya lo había nombrado al inicio de las páginas de este libro que os voy dejando. Hablo de los Círculos y tuvieron un papel importante en los nacimientos culturales.

Vuelvo al Arte Prehistórico escapando de la actualidad, para demostrarme que desde siempre nos hemos ido comportando de forma parecida en lo más escondido, en nuestras formas de expresión primitivas, es decir, creo que seguimos manteniendo esa parte natural de animales racionales.

Vamos a ver unos petroglifos de Australia, de la zona de Tasmania. Me he ido a la otra punta del mundo para demostrarme y demostraros que somos muy similares. Miles de años de distancia, muchos miles de kilómetros entre nosotros y los australianos.

En la siguiente página vamos a ver un petroglifo de círculos, que para explicarlo de forma sencilla, eran unos grabados que lo hacía la gente golpeando rocas de sus cuevas, martilleando o astillando una superficie de roca, para hacer una imagen que querían dajar para su posteridad, utilizando unos percutores que serían otras piedras.

Estas imágenes tienen formas diversas, generalmente en esa época hechos como círculos, arcos, puntos o huellas de animales. Y nos imaginamos que no todas se han logrado conservar. Estamos hablando de hace unos 30.000 años.

En esas edades en España se pintaba en El Castillo (Cantabria) o en la Cueva de Chauvet (Francia). Es posible que en Europa estuvieran algo más adelantados pues ya pintaban animales. En Tasmania se pintaba, pero solo signos, manos, o elementos sencillos.

Unos seres humanos, tan distantes entre ellos, tan distantes con la actualidad, entendían que las figuras en círculos eran mucho más que unos detalles ornamentales. Sus limitaciones de todo tipo eran inmensas, pero ya necesitaban transmitir lo que sentían por dentro.

Miles de años después hay todavía culturas en la actualidad que le dan un valor al círculo, a la esfera, que trasciende lo ornamental.

Ventanas circulares para no asomarse


La inmensa mayoría de las ventanas no son circulares. Hay algunas, es verdad, las que nos quieren impedir que nos comuniquemos con los líquidos elementos.

No todo son círculos en este mundo de humanos y de dioses.

Hay otras formas de construir el mundo, pero aquí y ahora solo hablo de círculos.

¿Sabías que hay muchas ciudades que también van creciendo y se extienden en forma de círculos concéntricos, con grandes avenidas radiales que las cortan?

Seguiremos observando el mundo que nos rodea.

Ciudades Circulares. Las menos al crecer


No es sencillo encontrar ciudades con un diseño urbano circular, en sus crecimientos por extensión juegan excesivos condicionantes. Pudieron nacer como ciudades circulares pero luego en sus ampliaciones dependen de sus entornos, de sus geografías.

Zaragoza es una ciudad que se aproxima algo a ese diseño circular del que hablamos. 

Pero los crecimientos hacia el Norte y el Sudeste de las dos últimas décadas han alejado ese modelo en el diseño circular que si observamos, y es cierto que juega todavía con los radios de sus grandes avenidas hacia el Centro de la ciudad, valorando ese punto central, como el eje del círculo en el diseño urbano. 

De hecho es una ciudad con cuatro trayectos de autobús urbano llamados “Circulares” y que efectivamente sus recorridos por la ciudad son circulares.

Círculos Festivos y sociales. Menos para los animales


Los espacios circulares para la Fiesta, para que la sociedad se reuniera a gritar, a desfogarse, a divertirse, fueron circulares o muy parecidos a círculos, desde tiempos muy antiguos.

Y esos círculos se siguen manteniendo hoy en día.

Sean Plazas de Toros, Auditorios y Teatros, Circos o Campos Deportivos de masas, con algunas ligeras variables.

El Camp Nou o el Bernabeu son espacios casi circulares para jugar en un rectángulo verde. Reconocemos que acercarnos al círculo en el diseño de los grandes espacios de espectáculos, facilita la visión desde todos los ángulos de los auditorios.

La Plaza de Cataluña en Barcelona, o la Plaza de la Cibeles de Madrid, son también espacios circulares en su diseño y en su uso.

Círculos económicos de metal


Nos movemos ahora desde lo grande a lo pequeño. Desde el diseño de una ciudad como veíamos antes, al diseño de las monedas. Desde el espacio habitacional, al espacio económico.

Desde que existen monedas física, hace miles de años, estas ya eran en casi todos los casos circulares.

La que vemos arriba es del año 650 a.C. posiblemente una de las primeras monedas de las que se tiene constancia. Este El León de Lidia en Turquía pudo ser la primera moneda acuñada, pero no el primer modelo de pago, o de moneda no acuñada, pues ya antes se utilizaban trozos de plata o de oro. Incluso conchas.

Las primeras monedas, como la que vemos arriba, eran para pagar impuestos y no para comprar y pagar entre particulares. Y sí, eran de plata o de oro. Ya entonces los Gobiernos no admitían pagos en especie.



Círculos de amor que quiere ser eterno


El uso de anillos circulares, alianzas que las nuevas parejas se añaden en sus rituales de amor y relación, como símbolo de compromiso y matrimonio, es una práctica con una larga historia en diversas culturas.

Las alianzas de boda que se intercambiaban las parejas tienen sus raíces más profundas en el Antiguo Egipto, donde el simbolismo del círculo como representación del infinito dio origen a esta tradición milenaria. Los egipcios consideraban que la forma circular, sin principio ni fin, constituía la representación perfecta del amor eterno y la unión perpetua entre dos personas. 

Estos símbolos de compromiso no solo representaban la eternidad del vínculo conyugal, sino que también se asociaban con elementos de gran importancia espiritual en la cosmología egipcia, como el sol y la luna. Una tradición egipcia, aparentemente simple pero profundamente significativa, que sentó las bases de una práctica que posteriormente se extendería por el Mediterráneo y más allá, influyendo en las ceremonias matrimoniales de numerosas civilizaciones posteriores.

En la antigua Grecia, los anillos de boda se asociaban directamente con la diosa Hera, protectora del matrimonio y patrona de la institución familiar. Los anillos griegos se caracterizaban por ser bandas sencillas de hierro ú oro que se colocaban en el dedo anular de la mano izquierda, estableciendo un precedente para muchas tradiciones occidentales posteriores. 

Esta materialidad no era casual: el hierro y el oro representaba la fortaleza y durabilidad que se esperaba del vínculo matrimonial. Paralelamente, entre las clases más adineradas comenzaron a popularizarse solo las alianzas de oro, que se convertirían con el tiempo en el estándar para estos símbolos matrimoniales.

Los romanos adoptaron la costumbre de los anillos de boda, aunque su significado y uso varió a lo largo del tiempo. Inicialmente, los anillos podían ser de hierro y simbolizaban propiedad, pero con el tiempo se asociaron más con el amor y el compromiso. La tradición del anillo de compromiso como preludio del matrimonio formal también se desarrolló en Roma. 

Quizás la contribución más duradera de la civilización romana a esta tradición fue el establecimiento de la costumbre de colocar el anillo específicamente en el dedo anular. Esta práctica se fundamentaba en la creencia de que dicho dedo poseía una vena especial —la "vena amoris" o vena del amor— que conectaba directamente con el corazón.

Es importante notar que el significado y los materiales de los anillos han evolucionado a lo largo del tiempo y las culturas. Si bien la forma circular se ha mantenido por su simbolismo de eternidad, los materiales han pasado de elementos naturales a metales preciosos, y el significado se ha centrado cada vez más en el amor y el compromiso.

La incorporación de los anillos de boda a las ceremonias cristianas no ocurrió de manera inmediata. Fue aproximadamente en el año 860 d. C. cuando los cristianos comenzaron a adoptar formalmente esta práctica en sus rituales matrimoniales. Los primeros anillos matrimoniales cristianos destacaban por sus ornamentados diseños, que frecuentemente incluían símbolos como palomas, liras o representaciones de manos entrelazadas. 

Sin embargo, estos elaborados diseños pronto generaron recelo en la jerarquía eclesiástica, que los consideró como reminiscencias de algunas tradiciones paganas.

20.4.25

Círculos Concéntricos, que se van sumando


El Ser Humano intenta copiar, sabiendo que de la copia sales las innovaciones, los avances. 

Si los círculos vienen de lo más escondido, de los dioses, imitar a los círculos desde el Arte es acercarnos a esos espacios.

La escultura que vemos arriba, es de Amador Rodríguez realizada en el año 1966, ya tiene una edad, ya intentaba con metales acercarse a la inmensidad de los Círculos que se unían o se separaban, giraban sobre ellos mismos o se quedaban quietos.

El círculo ha sido utilizado como símbolo de conceptos como la eternidad, la perfección y el ciclo de la vida en diferentes culturas y sistemas de pensamiento.

Se ha incorporado en la Arquitectura de diversas civilizaciones, en el Arte muy diversos, pues la comprensión del círculo y la circunferencia ha sido fundamental para el desarrollo de la ciencia, la astronomía, la navegación y muchas otras áreas tecnológicas y por ello artísticas y de pensamiento.

Los Círculos en las diferentes Culturas


Muchas culturas a lo largo de la historia han adoptado el círculo como un símbolo poderoso dentro de sus sistemas de creencias y expresiones culturales.

Culturas Antiguas (Mesopotamia y Egipto): En estas civilizaciones, el círculo se asociaba a menudo con el sol y los ciclos celestiales, representando el poder divino y el orden cósmico. En Egipto, por ejemplo, el disco solar (Atón) era un símbolo central en ciertas épocas.

Grecia Antigua: Los filósofos griegos, como Pitágoras y Platón, consideraban el círculo como la forma geométrica perfecta, símbolo de la armonía, la totalidad y el universo. La esfera, su equivalente tridimensional, también era fundamental en su concepción del cosmos.

Culturas Orientales (Hinduismo y Budismo): El círculo es un símbolo fundamental en estas religiones. El mandala en el budismo y el hinduismo es una representación circular del universo y se utiliza como herramienta para la meditación y la contemplación. Representa la totalidad, la perfección y el viaje espiritual.

Culturas Nativas Americanas: Para muchas tribus nativas americanas, el círculo simboliza el ciclo de la vida, la conexión con la naturaleza y la unidad de la comunidad. Los círculos de tipis, las ruedas de medicina y las ceremonias circulares son ejemplos de la importancia de esta forma en su cultura.

Cultura Celta: En la simbología celta, los círculos, a menudo entrelazados en intrincados nudos, representaban la eternidad, la interconexión y el ciclo continuo de la vida.

No es posible olvidarnos del poder de la Alquimia. En estas tradiciones esotéricas, el círculo se utilizaba para representar la totalidad, la piedra filosofal y el proceso de transformación.

Círculos para invocar lo desconocido


En muchas formas de espiritualidad moderna y algunas nuevas religiones, el círculo y la esfera continúan representando la totalidad, la unidad, la conexión y la eternidad. 

Los mandalas siguen siendo utilizados en la meditación y el arte terapéutico.

El círculo parece invocar a todo aquello que no somos capaces de entender bien, a lo escondido, a lo ancestral que todavía no hemos logrado desentrañar.

Los círculos como veneración ancestral


Aunque quizás ante el círculo no veamos una "veneración" directa en el sentido religioso de las culturas antiguas, el círculo, la esfera y las circunferencias siguen siendo profundamente significativos en el mundo actual.

Su simbolismo perdura en la espiritualidad, el arte, el diseño y como testimonio de las ricas herencias culturales de la humanidad. Reconocemos su poder para representar la totalidad, la eternidad, la armonía y la conexión, tanto en contextos modernos como en la memoria de las culturas que nos precedieron.

Seguimos pensando que el círculo es la perfección más sencilla de todas, la forma de simplificar el acercamiento al infinito, a lo bello, a la eternidad.

Círculos habitacionales en las primeras viviendas


Algunas de las primeras formas de vivienda del ser humano o incluso asentamiento grupales, eran circulares como los tipis, castros o algunas cabañas de barro y materiales vegetales.

El círculo ofrecía una sensación de protección y contención frente a los elementos y las amenazas externas.

Era como vivir dentro de Espacios Sagrados, en una bolsa materna hecha a medida de las necesidades.

Trazar un círculo en el suelo podía delimitar un espacio sagrado para rituales y ceremonias, creando una barrera simbólica entre lo profano y lo sagrado.

Un círculo en el suelo delimita, separa, dibuja el “Dentro” y el “Fuera”.


Círculos de reunión de personas


Reunirse en círculo ha sido siempre una forma natural de hablar y tomar decisiones en y para las comunidades primitivas.

Facilitaba la comunicación, la igualdad (al no haber un punto central de mayor jerarquía) y el sentido de pertenencia y unidad.

Las decisiones importantes, las ceremonias y las narraciones, a menudo, se llevaban a cabo en círculo.

Aunque no es tan utilizado como en otras tradiciones religiosas, algunas comunidades cristianas pueden seguir utilizando reuniones circulares en ciertos rituales o momentos de oración, simbolizando la unidad y la comunidad reunida ante Dios.

Muchas danzas tradicionales alrededor del mundo se realizan en formaciones circulares. 

Estas danzas a menudo tienen un significado ritual, representando ciclos de la vida, eventos históricos o la conexión de la comunidad.

Ejemplos incluyen algunas danzas sufíes, danzas folclóricas en Europa del Este y danzas tribales en África. 

En España el ejemplo más claro es la Sardana en Cataluña. Pero en semicírculos tenemos más ejemplos en Andalucía o en Aragón.

Nota.: La imagen es de Inteligencia Artificial.

Círculos de Medicina Sagrada o Rueda de Medicina


En las Culturas Nativas Americanas:, el círculo era y es un símbolo sagrado que representa el ciclo de la vida, el nacimiento, crecimiento, muerte y el renacimiento otra vez, lo que en algunas religiones llamamos resurrección.

Los círculos ceremoniales y las estructuras circulares reflejan esta cosmovisión sagrada de la vida.

Lo que ellos llaman "Rueda de Medicina" y también conocida como Aro Sagrado o Círculo Sagrado, es un ejemplo icónico, utilizada para la oración, la meditación y la conexión con las fuerzas de la naturaleza y los ancestros.

Los círculos de tambores también son rituales importantes donde la comunidad se reúne para cantar, bailar y sanar.

También la interconexión de todas las cosas en la naturaleza, y la unidad y armonía de la comunidad.

No ha resultado nunca complicado ver el poder del Sol reflejado en el poder natural de las flores, en ese renacer periódico pero a su vez temporal.

Círculos que prohíben seguir andando


Nos prohibimos en círculos, con círculos, pero nos permitimos cuando nos agrupamos en círculo.

Nos ensuciamos en círculos como si esta figura trascendental la hubiéramos tomado ya como imprescindible en nuestros caminares.

Históricamente, la circunferencia o el círculo se ha asociado más con la idea de un límite, una frontera que no debemos traspasar o un contorno que delimita.

Podría representar el horizonte, marcando la separación entre el cielo y la tierra. Entre lo permitido y lo prohibido.

Círculos que curan a base de química


Nos curamos de las enfermedades utilizando en gran medida círculos químicos que nos recetan para cuidar la salud. No todos son círculos, pero muchos de ellos sí, pues es más útil y sencillo que lo sean.

Los comprimidos redondos son más fáciles de producir en máquinas de compresión, ya que la forma circular permite una distribución uniforme de la presión durante el proceso. Esto garantiza una dosificación precisa del principio activo.

La simetría circular evita bordes irregulares que podrían romperse o generar polvo durante el envasado o transporte. Sobre todo en el envasado y el transporte. Y distribuye mejor la presión en blísteres o frascos.

Las pastillas circulares sin aristas afiladas reducen el riesgo de irritación al tragar, especialmente en formulaciones sin recubrimiento entérico.

La forma redonda es menos propensa a atascarse en el esófago, comparada con formas angulares.

La superficie lisa y uniforme de los comprimidos circulares favorece una liberación homogénea del fármaco en el tracto digestivo, crucial para medicamentos con márgenes terapéuticos estrechos.

Excipientes como desintegrantes y lubricantes se distribuyen mejor en esta geometría, mejorando la absorción.

Históricamente, las primeras pastillas se moldeaban manualmente en forma de bolas (del latín pilula), y la industria farmacéutica mantuvo esta convención por su asociación con facilidad de uso.

Estudios sugieren que los pacientes perciben los comprimidos redondos como más fáciles de tragar y menos "agresivos".

Círculos explotando en llamas


El círculo, asociado al sol y la luna, representaba los ciclos naturales, el tiempo y el orden cósmico impuesto por los dioses. También se veía en representaciones de ruedas de carros, simbolizando el movimiento y el progreso.

En el antiguo Egipto, el círculo, especialmente en forma del disco solar (Atón o Ra), simbolizaba el poder divino, la vida, el renacimiento y la eternidad.

El ciclo diario del sol era un concepto central en su religión y cosmovisión.

Para los filósofos, el círculo era la forma perfecta y eterna, sin principio ni fin.

Representaba la totalidad, la unidad y la armonía del universo.

La esfera celeste, con sus movimientos circulares, era el modelo del cosmos ordenado y racional.

Nota.: La imagen no es mía, como es lógico, es de la Agencia Espacial Europea

Círculos lunares. Siempre la misma cara


Siempre vemos la misma cara de la Luna, la que observamos arriba, pero no la que vemos en el cielo.

Saber que siempre vemos la misma Luna es curioso, pues que hay otra opción que nunca vemos.

¿Nos influye la Luna o solo la cara de la Luna que podemos observar?

El poder de la Luna sobre todos nosotros es indudable, por activa o por pasiva, por ser real o por imaginarnos nosotros su influencia.

Nada mejor que terminar un libro de Círculos que mostrando la segunda esfera que más nos influye tras el Sol. La que además podemos ver casi todos los días con diferentes formas pero con detalle, algo que no es posible con el Sol.

Esa Luna a la que dice que hemos llegado en persona varias veces, y que es mucho más enigmática desde la distancia que desde cerca.

Esa Luna con la que soñamos muchas veces.

19.4.25

Círculos. Podríamos nacer sin ombligo circular?


No es posible terminar estas páginas del libro en las que hablamos de vida y sentimientos o sensaciones tan vitales, sin nombrar el hilo que nos une a la vida, ese contacto, enchufe, cordón que nos alimenta desde los inicios de la vida y desde el que vamos recibiendo vida hasta crecer.

El ombligo es la vida.

Cada uno tenemos uno.

Cada uno es diferente al del otro.

No todos son redondos, pero son la señal de un tubo circular.

Cortarlo es lanzarnos a la vida con total libertad.

Empezar a depender de nosotros mismos.

Podría haber terminado con un ano, con el ojete calor.

Pero se parece excesivamente al ombligo.

Así que he preferido terminar con lo que verás a continuación, tres páginas después, y que utilizamos mucho más que el ombligo, siendo ya adultos de verdad.

El ojo que todo lo ve. Círculos


Se puede vivir sin ver.

Pero la humanidad sabe bien que sin poder ver correctamente no hubiéramos alcanzado nuestro actual grado de desarrollo.

Habitualmente vemos con los ojos, pero percibir es otra cosa, es mucho más complejo, más interesante además.

No solo nos entran las informaciones por los ojos, necesitamos sentir con más partes de nuestro cuerpo.

Y en eso estamos todos.

Círculos. Final de hablar de círculos


Final.
Tras hacer un pequeño recorrido por la simbología de la circunferencia, el círculo o las esferas sobre el ser humano, debo terminar para no cansar excesivamente y para no estirarme en un tema que puede gustar o no, pero que todo depende del tamaño.

A veces, incluso cuando intentas indagar sobre algún aspecto, admitiendo que te atrae el tema por algo, te sorprendes a ti mismo al ir descubriendo nuevas opciones o caminos.

Lo más elemental tiene también recovecos, esquinas, detalles curiosos o señales antiguas que se han ido manteniendo con los siglos. Evolucionamos, pero mucho menos de lo que nos imaginamos antes de rascar sobre cualquier tema.

Y eso nos lleva a la realidad, somos animales humanos, somos unos simples Homo Sapiens que crecemos desde nuestra inteligencia y sobre todo a base de inventar cachivaches, pero que en el interior seguimos conservando muchos aspectos históricos de nuestros ancestros.

Y eso puede que sea incluso bueno, pues nos contrapesa para que no hagamos muchas de las tonterías que imaginamos.

Seguimos teniendo miedo a nosotros mismos como animales capaces de lo peor. Y creer que somos animales es un punto positivo para que nos frenemos ante el temor a nosotros mismos y a nuestra capacidad de ser imbéciles a poco que nos dejemos.


Este librito se terminó de crear en la Semana Santa de 2025. 


Cuando las lluvias amenazaban los cielos y no se podía ver ni la Luna ni el Sol.

14.4.25

Los tontos también hacemos sombras


Me da la sensación tonta de que la sombra se mueve más rápidamente que la persona que la provoca. 

Incluso la sombra se mueve en distinta dirección, a veces se acorta, o se alarga, o se gira.

La sombra sigue otro camino diferente al de la persona, pues depende de esta y de la iluminación de la escena. 

Al final la sombra de una persona no es solo de ella, no le pertenece pues incluso puede desaparecer.

La sombra.

Y la persona.

En esas estaba, cuando me di una hostia en el suelo por no mirar por donde pisaba. 

Iba más pendiente de mi sombra que de mi mismo. 

Los tontos también tenemos sombras.

13.4.25

Los ratones son unos grandes amigos de las contabilidades


A veces las contabilidades se las comen los ratones, y entonces ya no queda nada para poder comprobar si están bien hechas. Los ratones son unos grandes amigos de las contabilidades extrañas. 

Con media docena de ratones de los baratos, ellos solos te apañan unos años de trampas. Los sueltas, se dedican a tener crías por si la cosa se tuerce, y en unos meses tienes la contabilidad muy limpia, perfectamente limpia.

Yo conocía los ratones de laboratorio de investigación, pero no conocía los ratones de romper las investigaciones. Hay ratones de todas las clases de necesidades que se nos ocurran.

Si no son capaces ellos solos, se les puede enseñar metiéndoles dentro de cada carpeta queso del de olor. No falla. Eso y el tiempo, hacen maravillas. 

11.4.25

Cuidado con el cían, me decía siempre al empezar

Todos los colores cían no están en el cielo, pues es un primario muy cabroncete.

Tampoco están en el agua esos cían menos verdosos y puros, esos que siendo limpios son potentes y llenan el espacio de color. 

El color cían puede ser muy fuerte, pero también muy tenue, débil, acercándose a los verdes con tranquilidad pero sin dejar de ser un azul limpio. 

Un cían era para mi el primer color. 

Si te equivocaban con él, ya tenías que ir forzado en el resto de colores y… o todo quedaba deslavazado o excesivamente potente. 

Cuidado con el cían, me decía siempre yo mismo al empezar. 

Y a veces no me sabía hacer caso.

10.4.25

La escultura no se hizo para asiento, pero se usa



Se amontonaba el metal sobre el metal, en una calle de asfalto y polución de Madrid.

Tal vez por eso era metal que tenia diversos matices, según los humos le fueran penetrando en los metales.

Parecía pulido de mil manos apoyadas, de incluso posaderas que cansadas buscaban consuelo encima.

Era una escultura de metal para descansar.

No se hizo para asiento, pero los destinos de las necesidades son inciertos.