26.4.25

La aureola o halo de los Santos


El Halo al que también se le conoce como aureola o nimbo es un símbolo iconográfico casi siempre circular que se utiliza en el arte de diversas religiones, especialmente en el cristianismo, el budismo y el hinduismo, para señalar la divinidad, la santidad, la iluminación o la virtud de un personaje.

Alguien cuando es convertido en Santo, ya tiene derecho a ser representado con ese círculo que conocemos con el nombre de Halo.

El Halo para representar la santidad en figuras religiosas tiene una historia que se remonta incluso a antes del cristianismo. Sin embargo, su adopción y popularización en la representación de los santos cristianos se consolidó durante los primeros siglos de esta era, sobre el IV y V d.C.

Símbolos circulares alrededor de la cabeza se encuentran en diversas culturas antiguas, como la griega, la romana, la egipcia y la persa. A menudo se utilizaban para representar a Dioses solares, emperadores divinizados o figuras con gran poder y autoridad. Estos círculos simbolizaban la luz, el poder divino o la conexión con la divinidad, con lo celestial.

En los primeros siglos del cristianismo, los artistas de entonces adoptaron gradualmente el halo como un símbolo visual para distinguir a las figuras sagradas. Inicialmente, se aplicaba principalmente solo a representaciones de Cristo, la Virgen María y los Ángeles. Hacia el siglo IV y V d.C., el uso del halo se hizo más común y comenzó a extenderse a la representación de los santos y mártires. Esta época coincide con la consolidación del cristianismo como religión oficial del Imperio Romano y el desarrollo de su iconografía.

El arte bizantino jugó un papel crucial en la estandarización del uso del halo. En los iconos bizantinos, los halos se representaban de forma muy definida, generalmente como círculos dorados que irradiaban luz, enfatizando la santidad y la conexión divina del personaje. Dejaban de ser circunferencias para ser círculos. En el arte occidental medieval y renacentista, el uso del halo continuó, aunque su estilo y representación podían variar. A veces se representaba como un disco sólido, otras como un círculo de luz radiante o incluso como rayos que emanaban de la cabeza.

Con el tiempo y sobre todo tras el Renacimiento, se desarrollaron algunas diferencias claras en el tipo de halo utilizado para diferentes figuras. Se representaba a Cristo con un halo con una cruz inscrita, mientras que la Virgen María solía tener un halo liso y los santos llevaban halos circulares simples a modo de circunferencias. En el arte moderno y contemporáneo, el uso del halo tradicional se ha reducido significativamente, aunque la idea de representar la santidad o la iluminación puede manifestarse de otras maneras simbólicas.

En la historia de la humanidad hay ejemplos de halo que no son circulares, por ejemplo cuadrados para representar altos dignatarios que estaban todavía vivos en el momento de su representación, como papas, emperadores o reyes. Y cuando se quiere representar a la Trinidad Cristiana, se utiliza un Halo triangular.